lunes, 30 de enero de 2012

A rey muerto, rey puesto. O en las dinámicas de la sociedad del espectáculo, de chulazo en chulazo y grito porque me toca. Si 2007 fue el año de la histeria hormonal en torno a Hugo Silva y 2008, de Miguel Ángel Silvestre, alias El Duque, 2009 dio paso a un actor salido de la misma serie de televisión que Silva, Los hombres de Paco. Su papel protagonista en un taquillazo destrozado por la crítica y con guión de la ministra de Cultura, Mentiras y gordas, lo apuntaló como el nuevo ídolo para los hijos de la LOGSE.
Pues bien, en 2011 Mario Casas está dispuesto a demostrar a su entregado ejército de fans que está aquí para quedarse a pesar de la lógica del mercado, que busca un recambio constante. Después de encabezar el más reciente y rentable fenómeno del cine español, la adaptación de la novela de Federico Moccia Tres metros sobre el cielo, estrena el espídico largo Carne de neón, además de una epopeya marina para Antena 3 con extra de tableta al sol: El barco. Dos argumentos que, añadidos a su historial, le convierten a sus 24 años en el insospechado actor del momento. Eso sí, con advertencia: "Estoy harto de que digan que es mi momento", asevera. Contrariamente a lo que sus índices de popularidad indican, en el café al que vamos para hacer la entrevista solo le reconoce el cocinero tunecino. Las camareras españolas, no.
Vestido, Casas podría pasar por un chaval cualquiera de su edad. Y al hablar con él poco haría sospechar que en los últimos dos años ha dado a la enfermiza industria del cine español 12 millones y medio de euros y tres millones y medio de espectadores. "Si no me dedicara a esto, haría educación física o algo de marketing", comenta este coruñés que desde los ocho años se ha puesto delante de las cámaras. Primero, cuando vivía en las afueras de Barcelona, para marcas de juguetes, purés de patatas y chicles y, después, a su llegada a Madrid, con series de televisión como Obsesión, SMS y, claro, Los hombres de Paco. A partir de ahí, la carrera de Casas va indefectiblemente unida a la de Fernando González Molina, realizador en la serie de Antena 3 que le situó en el disparadero y también de dos de sus películas que han engordado las cifras de la industria patria a las que aludíamos, Fuga de cerebros y la citada Tres metros sobre el cielo. Y también va unida a la figura de su madre -"es la mujer de mi vida"-y a la del éxito -"me da un poco de miedo que se me vaya la pinza con eso"-.
Un éxito para todos los públicos en dos vértices. El primero, es haberse convertido en abanderado casual de la generación que se ha criado en centros comerciales y bebido todo en las plazas. Eso a pesar de aquel anuncio retro como del Territorio Vaquero de El Corte Inglés dirigido por Antonio Banderas que fue El camino de los ingleses. Un estreno cinematográfico donde la aparición de Casas era casi anecdótica. Poco hacía presagiar entonces que aquel chavalito que reclamaba para sí los papeles "del Juanjo Ballesta" acabaría tomando la delantera a otros mejor posicionados.
Si Mentiras y gordas puso en imágenes la adolescencia al ritmo del polígono con extra de frivolización en torno al sexo y las drogas -"esa película me dio uno de los pocos galardones que he recibido y el que más ilusión me ha hecho: el premio [de la revista gay] Shangay"-, en Fuga de cerebros interpretó el choque de la generación Ni-ni con el mundo académico. "Fernando [González] me ofreció ese papel y no pude decir que no". Después hicieron juntos de Barcelona un territorio comanche para el descubrimiento del amor en su versión chonis contra pijos. "Tres metros sobre el cielo es la película de la que me siento más orgulloso".
Ahora, con Carne de neón, prosigue la evolución vital de este arquetipo generacional para escenificar su incursión en el mundo profesional con la historia de un macarra que abre su primer negocio: un prostíbulo. ¿Una película sexista? "A mí me lo puede parecer en un momento dado, así que le podrá parecer eso a mucha gente", comenta, no sin antes dejar bien claro que su realizador, el sevillano Paco Cabezas, no lo es ni por asomo; a pesar de que en la película se subasten mujeres sin papeles para su posterior explotación sexual con el beneplácito de su protagonista, amigos y familiares.
El otro vértice de su éxito no es otro que transitar entre la televisión y el cine, pasando por Internet, con la naturalidad que solo los grandes podrán conjugar en el futuro del audiovisual. La Red, en concreto, se ha convertido en su más significativo testigo. En Facebook existen alrededor de 30 perfiles personales con su nombre y foto. En Tuenti, uno de los grupos más populares en torno a su figura es el "Queridos Reyes Magos, este año he sido muy buena, y solo te voy a pedir una cosa: un Mario Casas" (12.403 usuarios); aunque también existe "A mí tambien me gustaba Mario Casas antes de 3MSC, y ahora se apuntan todas las estúpidas" (192 usuarios) o el inquietante "Si el violador fuera Mario Casas, dejaría que me violase cuantas veces quisiera" (70 usuarios en un grupo categorizado en Interés Común / Actualidad).

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